miércoles, 7 de enero de 2009

Cuando los reyes magos pasaron por la canchita de Fidel

Nadie los esperaba. Se jugaba un partido rabioso en medio de la polvareda. Domingo 3 de enero de 1986. Los domingos había que estar temprano para no quedar de espectador. ¡Somos muchos! solía gritar algún futbolista cuando no se podía parar un balón, hacer una gambeta, dar un pase ancho al lateral. El cupo de participantes estaba completo y los que estaban afuera procuraban armar otro equipo para jugarle al ganador.
De pronto llegaron tres individuos raros: vestían trajes fantásticos, coloridos, tenían turbantes; uno portaba una argolla en la oreja izquierda. Montaban caballos altos y jorobados. Uno de ellos gritó ¡camisetas para todos! y de inmediato los deportistas se vieron vestidos de flamantes casacas, doradas unos, púrpura otros.¡Goles! vociferó el segundo, y al instante la pelota ingresaba en los arcos indistintamente y los jugadores se abrazaban felices sin distinguir compañeros o rivales. El tercero dijo ¡Igualdad! y enseguida estaban formados anárquicos los muchachos del potrero y los que armaban el tercer equipo. Todos cantaban a coro una canción que les liberaba el alma.
Todo sucedió en cuestión de minutos. Luego los tres personajes extraños montaron sus extravagantes animales y partieron. Cuentan los vecinos del barrio La Ribera que cuando estos hombres desaparecieron detrás de una nube todo volvió a la normalidad. Y dicen que la historia fue escondida y olvidada por la cultura oficial. Dos de los tres raros visitantes eran negros. Nadie creyó entonces que los reyes magos estuvieron en la canchita del barrio de Fidel.


Elvio Zanazzi

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