martes, 10 de marzo de 2009

FUNÁMBULO I


Abajo hay una maroma de voces conteniendo impaciencias.
¡No ha de caer allí!
¡Pongan las redes!
Yo persigo esa nada con un extraño miedo,
armándome el presente a mordiscones: una soga febril,
una caña madura
y la esperanza dormida que a ratos despereza.
¿Dónde va toda esa gente?
¿Qué disturbio cercano confundió sus memorias?
Ya no puedo moverme con mi duda; con ella voy hasta el final,
con ella
y los pocos ladrillos que me pesan.
No son teiempos de ruegos ni regresos,
no son épocas de ahogadas inquietudes.
El tiempo es una rueda vieja crujiendo su engranaje
y estoy en lo alto de la noche
sin más tino que el tránsito que tiembla.

Elvio Zanazzi

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