sábado, 4 de mayo de 2013

FUNÁMBULO XIII


En la garganta de la noche
a merced de los pleosaurios
las esperanzas se aquietan con el silencio y los grillos.
¿Cuántas zonceras se habrán dicho en una jornada completa?
Y uno o dos locos habrán soñado y puteado de impotencia
por tanta vaciedad
tanto miedo
tanta falta de cojones para plantar la rosa
y cantar Madreselvas.

Elvio Zanazzi
(del libro Funámbulo)

1 comentario:

Diego dijo...

El buitre por la boca muere

“Caminante no hay camino…”, tarareaba mi canción preferida de mis caminatas diarias, cuando lo vi. Nunca había visto algo semejante.
El buitre le picoteaba los pies. Le había desgarrado los zapatos y las medias y seguía con los pies. Realizaba su trabajo encarnizadamente.
Miré espantado al hombre y le pregunté como soportaba tanta saña del buitre. Mientras me relataba su desgracia no podía evitar observar sus pies desgarrados y sangrantes, lleno de picotazos.
Decidí ayudarlo y me ofrecí para bajar a ese pájaro maldito de un tiro. El problema era que mi hogar quedaba a varios kilómetros de la escalofriante escena. Comprendí que era difícil llegar antes de que muriera desangrado.
Al parecer no sólo yo me percaté de esto. El inmundo ser alado se adelantó a mis pronósticos y luego de tomar una pronunciada carrera se ensartó en el centro de las fauces del desdichado sujeto.
Seguí caminando. Igual, seguro que llegaba tarde.