jueves, 11 de abril de 2013

Pecheras

La trascendencia del rumor sostiene sus imperativos en tiempos tan preciosos como una tarde de otoño. En mi querido país medios de comunicación y -por efecto lógico- buena parte de la población pone en discusión la presencia de "pecheras" por parte de cientos de jóvenes militantes políticos en el marco de las tremendas inundaciones que afectaron a los habitantes de la ciudad de La Plata. Esa lluvia fatal y los desagües que no desaguan se llevaron vidas de seres humanos no sólo en la capital de la Provincia de Bs.As. sino en la misma Buenos Aires capital de la Argentina, con funcionarios de vacaciones en el exterior incluidos. La Cámpora es una agrupación política, absolutamente política, que milita, sostiene, defiende y participa del modelo que representa la Presidenta de la Nación Dra. Cristina Fernández de Kirchner. Buena parte de sus integrantes, mujeres y hombres jóvenes casi en su totalidad, estuvieron, están aún, como tanta otra gente de otras ideas y de distintas organizaciones o no, simplemente de vecinos solidarios nomás, ayudando, acercando comida y pañales, frazadas y brazos, largas horas de dolor, como dice el tango, a las que se les pone el cuerpo y el corazón. En mi ciudad, Ramallo, distintos grupos se reunían a colaborar, a juntar ropa, alimentos: desde agrupaciones políticas, a instituciones públicas como el municipio, a radios de frecuencia modulada, grupos religiosos; cada uno hacía su convocatoria y su aporte solidario. A quién se le ocurre cuestionar si La Cámpora o la Juventud Radical o el Municipio de Ramallo llaman a colaborar y lo hacen en su propia representación. ¿Cuál es el problema? ¿Qué es lo que está mal ahí? Nosotros, en tanto consumidores de esa lacra verbal de la gran prensa, ¿Volvemos a perder de vista el bosque por el árbol que nos encajan? Mientras se cuestiona a los jóvenes que ayudan (pero usan pecheras, ¡Qué horror!) los personajes siniestros, siempre solapados, distraídos de la atención general por un asunto de pecheras o chalecos, siguen buscándole la vuelta para evadir impuestos, evitar que leyes democráticas cumplan sus vistos y considerandos, y funcionarios inoperantes y negligentes que tienen que destapar cunetas y mirar que en los barrios alejados (y no tanto) viven personas más allá de las vísperas electorales, naveguen los dramas por encima de la muerte, como si nada fuera, como si no les correspondieran las causales. Pero no, desde la izquierda paquetona y la derecha que ya se sabe y el centro que no sé qué, se cuestiona a lo pibes que andan con el agua hasta el cogote ayudando a la gente, cometiendo el terrible pecado de llevar pecheras.

Elvio Zanazzi

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