martes, 1 de marzo de 2011

Mariela


Tendida tú de verde y maravilla
Ya me acosté, dijiste, y el cerrojo
pulió sus mandamientos en la almohada
como una mansa cachorrita de pastora.
Abdomen descansando su postura
al trémulo regazo de la sábana
Y un verde que te cubre lo tierno de la espalda
un verde fe, aceitunada espina de dorso y madrugada.
Toco ahora tu pie, pequeño y quieto
como una piedralisa de la playa
que se deja rozar por las auroras de todas las batallas.
Tu nariz es un puente de pequeños quejidos,
una leve melodía de conciertos aireados y sinfónicos ritos de mar en la penumbra de las playas.
Y tu boca…
Qué decir de tu boca que aflora como un pétalo del rosal más austero de mi costa de infancia…
Esa boca comible, nada estentórea, toda carne de tiernas pariciones
Y esos labios rellenos de sabrosas palabras.
Esa eres tú, durmiendo
blandiéndome el latido en cada palma.


Elvio Zanazzi
16 de febrero de 2007 – Dos y veinte de la mañana.

No hay comentarios: